La agridulce historia de la caja de sorpresas

RECOMENDACIÓN MUSICAL: como fondo de esta historia, escuchar el tema de Madonna "Wash All Over Me", o el "Dancing In The Rain" de la grande Ruth Lorenzo. Ambos tratan sobre el fluir de los acontecimientos fuera de nuestro control.

Érase una vez un tesoro escondido que a la vez estaba al alcance de mucha gente para su uso y disfrute. Era un grandísimo y hermoso cofre lleno de todas aquellas pequeñas y grandes cosas que hacían soñar e ilusionarse a partes iguales. 

Una pareja de perritos se acercó una vez al cofre con curiosidad, y comenzaron a olisquearlo. Impacientes por ver lo que había dentro, se buscaron las mañas para, a pesar de sus limitaciones, poder investigar con detenimiento el interior de aquel tesoro. 

Viendo que no podían adentrarse con prisa ni ansia, probaron a hacerlo trabajando en equipo, de manera que uno mordisqueó la cerradura del cofre y el otro manipuló la tapa con sus patitas. Tal fue lo que vieron dentro, tanto les fascinó, que decidieron frecuentar el lugar para degustar aquellas maravillas. Con el tiempo les salía solo y sin dificultad. 

Pero un buen día descubrieron algo al fondo del cofre que no se correspondía con el estilo del resto. Era un marco con una foto en su interior que tenía una tara en una esquina. Uno de ellos trató de chuparlo para que su saliva con maravillosas propiedades curativas obrara el efecto deseado, acostumbrado y reparador, ese mismo efecto que en su vida familiar curaba las heridas de sus dueños. Desesperado por no obtener resultados, se dejó ayudar por el otro perrito, el cual trato de agarrar algo de esparadrapo, y fijar la esquina desportillada del cuadro. Todo fue aparentemente inútil y frustrante. De repente, el cuadro se esfumó y en su lugar apareció un ser muy por encima de su alcance, tanto que ni encaramándose le llegaban a la cintura. 

Le miraron suplicantes, tratando de entender que pasaba y por qué no podían lograr reparar aquello, cuando era tan sencillo. Él les miró fijamente con amor y cariño sublimes, y les dijo: "No es culpa vuestra si no podéis repararlo. Ese cuadro lleva roto mucho tiempo. De hecho se comenta que vino así de fábrica".

Se miraron entre sí y decidieron que aquel ser superior llevaba razón, y que no debían malgastar más tiempo en aquella labor, pudiendo divertirse con otra cosa. Y así lo hicieron.

Y fueron felices en su imperfección para siempre jamás.

FIN

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