Bruno Mars, “atlético”

Bruno Mars Las comillas del título aluden no a la espléndida forma física del intérprete, sino que son un juego de palabras para referirse al equipo de fútbol que habitualmente juega en el recinto, el Wanda Metropolitano, que el pasado viernes 22 de junio acogió a alrededor de 55.000 almas reunidas con el único propósito de divertirse ante él. Lo conseguimos.
Y no solo eso, que no era poco, justificaba los relativamente elevados costes de las entradas, sino que fue un 3x1. Para abrir boca, DNCE, un grupo relativamente nuevo, con una estética impactante, y sí, en este caso había una parte del público bastante joven, que conocía y tarareaba sus canciones, y otros lo intentábamos, sin saber que alguno de ellos solía formar parte de los Jonas Brothers.
En segundo lugar DJ Rashida, una joven y entusiasta pincha discos “de las de antes”, es decir, con vinilos, servia de puente entre los primeros y el cabeza de cartel, con una selección de temas realmente atemporales.
Por ultimo, pero no menos importante, por mucho que el  retraso en tomar el escenario alentara impaciencias varias por doquier, Bruno Mars y sus músicos, vestidos con atuendos tan sencillos como  coloristas (camisetas de Rugby y similares), conquistaban aquel escenario dispuestos a darnos parte de la clave de los Grammys. A mi personalmente me daba igual. Solo quería diversión y eclecticismo sin complejos. Lo tuvimos. En partes que se preveían lentas, nos ponían  a brincar, corear etc... a golpes de talento... y alguna que otra pirotecnia sobrante, pero bueno.
Quien dude del buen hacer de Bruno y de que en la variedad está el gusto, que preste atención a este vídeo. Podrán ver al teclista dando un respiro al resto de músicos, que prepara el ambiente para que suene en directo un single que estuvo en un anuncio de coches, llamado Locked Out Of Heaven. O lo que es igual, Sting + The Police revisitados varias décadas después. Comparad con la versión de estudio y quizás entendáis el simil, amén de recordar que segundos álbumes nunca fueron buenos, ni malos, según se escuchen.