Lo dijo y lo cumplió. Robbie dio un espectáculo de casi dos horas en Madrid y otro en Barcelona reclamando el lugar de hijo pródigo y prometiendo no volver a faltar tanto tiempo. A ritmo de consignas discotequeras como Let Me Entertain You, Rock DJ para posteriormente cambiar de estilo tres o cuatro veces, fue desgranando su repertorio. A ritmo de swing, baladas, acústicas o gamberreo... Hasta lucio una falda tableada gran parte de la noche,dios mío. Y gracias a una pasarela que recorría la mitad delantera del Barclaycard Center, pudo mostrar una cordial simpatía y cercanía con el público, incluso sacando una chica a bailar en Candy. Lidio toros tan bravos como Bohemian Rhapsody o We Will Rock You, y salió a hombros. Para acabar con su Ángels, ponernos a corearla e irse, dejándonos un sabor de boca excelente.... que la pésima organización española se encargó de ensombrecer y agriar. Una sola entrada, una sola salida y cientos de controles de las entradas hacían el recinto mas inexpugnable que un aeropuerto y peligroso como un Madrid Arena en Halloween.
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