Y como no sabemos esperar, aquí estamos esperando en el auditorio tras un placentero día con tres horas de coche, una comida, una merienda y unos paseos muy agradables por la capital burgalesa.
Los asientos son espaciosos en un auditorio no lleno pero si cubierto de espectadores ávidos de ver a la artista. Diez minutos antes aún están probando luces.
El repertorio intercala interludios instrumentales muy cañeros con los once o doce temas que se incluyeron en el álbum 4.0, y es ideal para descargar toda esa adrenalina que uno acumula a lo largo de la semana. Tiene fuerza, garra y saber estar. Es una artista con muchas tablas y muy bien acompañada por músicos de rock. Te deja con ganas de más, pero para bien. Entré acompañado por un fan suyo de toda la vida, y me voy con la sensación de haberme convertido en uno más.
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