Cuando uno piensa en Los Morancos, generalmente les imagina caracterizados de mujeres y haciendo ese típico humor andaluz en una línea esencialmente marujil. Pero hay unos Morancos que no salen a relucir muy a menudo, como son unos correctísimos monologuistas dignos del mismísimo Club de la Comedia. Estos son los que esencialmente salieron a relucir en su espectáculo del Häagen Dazs Calderón, donde simplemente les vimos a ellos mismos, sin disfraces ni maquillaje, caracterizados como el facha y el gay, haciendo lo que mejor saben; contar chistes a palo seco, sólo con el micrófono y un entorno amigable.
No faltaban por supuesto los disfraces en otras partes del espectáculo, como el de la adivina que exhortaba constantemente a llamarla a ella "y no a la puta que es el número de debajo". Y por supuesto los chistes escenificados o aquellos que retratan situaciones curiosas de la vida diaria que nos pasan a todos, por ejemplo los avatares de usar un retrete público. Los hermanos Cadaval se motivan y respaldan mutuamente con esa camaradería que les ha dado el fluir de los años y de su profesión, y logran hacernos sentir por un rato que todo va bien, a pesar de la crisis que nos espera a la salida de nuevo.
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