Tomad por caso de teatro supuestamente clásico la obra Las Suplicantes, escrita por Euripides y Esquilo, que estos días se escenifica en el maravilloso entorno del Anfiteatro Romano de Mérida con la regiduría de nuestro querido Pedro Forero, insigne actor, y las actuaciones de María Garralón y Valentín Paredes entre muchos otros. Y veréis que nada ha cambiado.
En su argumento tenemos un grupo de aguerridas mujeres que huyen de su cruel destino, un matrimonio forzado. Llamadlas Refugiadas o niñas de África.
Tenemos un grupo de madres cuyos hijos han sido enviados a la guerra, muertos y sus cadaveres no devueltos. Llamadlas Madres de la Plaza de Mayo.
Tenemos líderes impotentes, confusos e incapaces que se debaten entre la ética y el deber. Llamadlos tal cual.
Tenemos una guerra entre el pueblo de Argos y el de Tebas por no importa qué motivo. Llamadla Guerra, ni siquiera cambia el nombre.
A lo largo de 100 minutos entre coros griegos muy bien rimados en su adaptación al castellano y alguna que otra canción de lamento muy oportunamente insertada cada media hora, podemos reflexionar sobre estos y otros temas que por desgracia están de plena vigencia, no solo en la antigua Grecia. Si aún no habéis disfrutado de esta u otras obras, podéis investigar entradas aquí.