Musical Hoy no me puedo levantar


En días como hoy, donde mi amiga acidez hace acto de presencia y sólo confío en el bicarbonato y similares, todo se pone a favor de lo que tengo que escribir. 

Para mi, "Hoy no me puedo levantar" es especial. Porque mi grupo favorito es Mecano, y todo lo relativo a ellos es especial. Resultaba todo un reto escenificar las canciones que han puesto música a muchisimos buenos ratos de mi vida, y otros tantos no tan buenos. Pero lo consiguieron con brillantez, hace ahora más de 4 años. 

El musical consta de dos actos. La carrera de Mecano, en cierto modo, tambien podría considerarse dividida en dos fases, la primera con unas canciones de tecno pop desenfadado y sin pretensiones ni grandes letras, y la segunda repleta de himnos grandiosos, arreglos musicales de lo más complejos y letras profundas. 

En el musical, inconscientemente, han tendido a incluir la mayoría de canciones de la primera etapa en el primer acto, y las más profundas y elaboradas en el segundo. De hecho, en la primera parte todo es guay, fiesta y alegría, con momentos de "locas" como "Maquillaje", "Me colé en una fiesta", "Hawaii Bombay" o "No hay marcha en Nueva York", con sorprendentes puestas en escena y coreografías que hechizan al público. Un público al que no le cuesta entregarse desde los primeros compases donde chicas en ropa interior bailan y cantan al ritmo de "Hoy no me puedo levantar". 
Uno no puede por menos que elogiar la labor de estos actores. La mayoría, por su joven edad, es imposible que hayan vivido el fenómeno Mecano en todo su esplendor, y sin embargo realizan unas dignisimas interpretaciones de todos los temas. Además las letras parecen cobrar su autentico significado cuando las interpretan chicos, que es para lo que están pensadas aunque sea Ana Torroja quien las popularizó. Conocemos a dos jovenes entusiasmados por mudarse a Madrid y formar su grupo de rock en "Quiero vivir en la ciudad", y seguimos sus aventuras a lo largo de la obra. 

La cosa se pone algo más que seria en el segundo acto. Tras unos comienzos alentadores en los que ganan un concurso para nuevos talentos con "No controles", uno de los pocos temas que no es de Mecano en el repertorio, llegan los probleas acarreados por los flirteos con la droga de uno de los protagonistas, y los flirteos con su manager y con la cara fastuosa de la fama del otro protagonista. En el segundo acto vemos, por ejemplo, una sobercogedora versión grunge de "Perdido en mi habitación", mientras uno de los personajes inicia un viaje sin retorno. Tambien vemos una genial versión de "Barco a Venus" donde la amistad trata, sin éxito, de abrirse paso a través de la decadencia. Las alucinaciones están ilustradas con "Aire" o una mezcla de "Laika" y "Eungenio Salvador Dali" que no deja de ser curiosa, ya que combina dos canciones tan distintas como sus dos autores, Nacho y Jose María Cano
La mayor parte de vivencias de la obra tienen lugar en un bar, "El 33", donde sus personajes celebran con entusiasmo su aniversario en una emocionante versión de "El 7 de septiembre". Canciones como "El fallo positivo" (en una versión de lo más pinkfloydiana) o "Me cuesta tanto olvidarte" ponen música a los momentos más dramáticos de la obra. Nadie puede resistirse a soltar una lagrimita. Pero no tardan en quitarle hierro a todo lo que va mal, y el optimismo y desenfado retoman el escenario para los últimos números. 

De las personas que me han acompañado a verlo en cinco ocasiones, mi madre se hubiera quedado encantada una hora más a seguir disfrutando, y eso en un musical tan largo es cuando menos curioso. Los demás amigos lo han disfrutado y han cantado y se han emocionado con las canciones lo mismito que un servidor. No importa qué actores te toquen. En el caso del otro día, Juan Carlos Benito como Mario y Marcos Rodríguez como Colate lo hicieron fenomenalmente. Personalmente estoy más acostumbrado a los antiguos intérpretes del manager y del batería de grupo que forman, pero los nuevos hacen unos papeles digníimos y entrañables.  

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