En 2006, cuando tuve la ocasión de visitar la casa de Ana Frank en Amsterdam, no pude por menos de identificarme con el sentimiento de claustrofobia y deseo de libertad que impregnaba la corta vida de Ana Frank. Anoche, con este musical inédito de creación española, pude evocar los mismos sentimientos a través de su música y su fuerza interpretativa.
Quien esté acostumbrado a musicales a lo grande, con números aparatosos de baile, coreografías muy elaboradas y argumentos ligeros de comedia, como puede ser el caso de "Mamma mia" u "Hoy no me puedo levantar", encontrará aqui la antitesis de todo eso. Se trata de una temática seria y está repleto de canciones lentas que, a ratos, pueden llegar a resultar soporíferas.
Sí que hay, no obstante, lugar para un espectacular decorado giratorio que resuelve a la perfección los dos escenarios en que transcurrió la vida de esta célebre vícitma del holocausto nazi: su casa y el refugio en el que ella y su familia se escondieron poco antes de ser delatados y capturados por los alemanes.
Resulta curiosa la introducción de Kitty, la amiga imaginaria en la que Ana personifica su diario, como personaje real de carne y hueso que de cuando en cuando expresa sus sentimientos y alienta a Ana.
En cuanto a los números musicales, destacaría en particular dos, los que abren y cierran el segundo acto: el primero es de corte ajetreado, divertido y cómico, "Odio los domingos", y en ella Ana expresa su agobio por el día de la semana que toda su familia y demás residentes del escondite aprovechan para poder moverse y hacer ruido mientras organizan cada uno sus asuntos. Quien no se haya sentido asi los lunes, que levante la mano... y eso que nosotros sí somos libres. El último, tras el corte abrupto con el que finaliza el "Diario de Ana Frank" y esta obra, en "La captura", se titula "Supervivientes", y en él supervivientes de la época del holocausto nazi relatan sus vivencias y sentimientos, dejando claro cosas tan escalofriantes como que "nos arrebataron todo excepto la vida" por boca del padre de Ana Frank. Para luego cerrar con un himno grandioso que puede por méritos propios pasar a la historia de los musicales como una estupenda balada.
Los aficionados a los musicales podrán distinguir dos caras familiares: Marta Valverde, de "Mamma Mia" y "Cabaret" en sus montajes madrileños, y Alberto Vázquez, en el papel del sr. Frank, de "Mamma Mia". Y descubrir una voz y talento prodigiosos, la de Isabella Castillo como protagonista.
Resta limar los defectillos y los pequeños olvidos propios de todo estreno, anoche los actores no podían contener la emoción en los últimos números, y es que no sólo el resultado, sino el trasfondo de la obra, es poderoso e impactante hasta ese punto.
Quiero dedicar esta crónica a mi amigo Ruben, que no me creía capaz de realizar una que no incluyese las palabras "aprovechar" y "reseña". Ahi tienes una, chaval ;)
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